La innovación en el marketing
Como todas las ciencias, y el marketing
lo es, la innovación tecnológica está revolucionando la forma en que los
principios y teorías demostradas se aplican para la resolución de los
diferentes problemas y desafíos que se presentan en este entorno tan cambiante
en que nos movemos.
El marketing de experiencias no es una
metodología nueva, ni mucho menos. Hace más de 40 años Albín Toffler publicaba
los resultados de sus estudios sobre la necesidad de ofrecer a los clientes algo
más que un producto, una “experiencia” de compra para captarlos y fidelizarlos,
estudios que más tarde especialistas como Max Lenderman y Elena Alfaro los
formaliza en un manifiesto que hoy en día es la guía de muchas marcas y
empresas.
Básicamente, esta metodología de
marketing se basa en la necesidad de involucrar al consumidor en alguna
actividad que éste sienta que le beneficia en alguna forma cuando lleva a cabo
una acción de compra, estando este beneficio no necesariamente relacionado con
el precio, sino con la satisfacción del consumidor de participar en una
actividad “experiencial” que sea nueva, deseada, lúdica y le haga sentir que
recibe un trato diferenciador.
Esta metodología se aplica de muchas y
muy variadas formas, de hecho el término “Experience” está sobredimensionado en
muchas campañas de marketing que se han implantado en los últimos años,
principalmente destinadas a ofrecer al consumidor un trato y servicio más
personalizado.
En el mundo digital este marketing de
experiencias también ha cobrado una gran importancia. Técnicas de advergaming
que utilizan juegos para atraer la atención del consumidor, o simplemente como
hizo Google hace años incluyendo el Doodle en su página principal. Como
ejemplo, hace unas semanas el Doodle fue dedicado a Averroes y miles de Tuits
surcaron las redes agradeciendo este gesto por cordobeses y enamorados de
Córdoba.
NFC una historia de marketing de
experiencias
Aunque la tecnología NFC no nace, ni
por asomo, con la idea de ser aplicada al marketing de experiencias, su
simplicidad, mínimo coste, y la experiencia que aporta su uso al consumidor la
posicionan desde el primer momento en un lugar privilegiado.
Las primeras aplicaciones que se
desarrollaron, en el entorno universitario y que más tarde fueron
comercializadas, iban en esta dirección. Juegos como el Packman, la búsqueda
del tesoro, etc., fueron reinventados para ofrecer a los alumnos una experiencia
lúdica que fortaleciera actitudes colaborativas. Juguetes para niños, como
peluches que hacían cosas diferentes, o luces que se encendían de diferentes
colores, e incluso “conejos” que conectados al ordenador permitían que los
niños, y no tan niños, jugaran, navegarán e hicieran cualquier acción cuando
les acercabas determinados Tags, no son otra cosa que el favorecer
“experiencias” para atraer al consumidor.
NFC un campo virgen para el marketing
de experiencias
Más de un lustro después de estas
primeras aplicaciones de la tecnología NFC y a pesar que más del 40% de los
dispositivos del mercado la soporta, NFC sigue siendo un campo virgen que los
especialistas de marketing no han sabido aprovechar.
Las ventajas que ofrece NFC debido a
los diferentes modos de comunicación que soporta entre elementos activos y
pasivos, permite que se puedan diseñar un casi infinito número de diferentes
“experiencias”, adecuadas a la infraestructura existente y, sobre todo,
apropiada para lo que el consumidor está deseando. Podríamos incluir un buen
número de escenarios en los que utilizar NFC como herramienta del marketing de
experiencias, en este artículo nos centraremos en el turismo.
Uno de los objetivos de los
responsables turísticos de las ciudades es que el turista reciba una
“experiencia” tal, que desee volver y, más aún, volver para quedarse más tiempo
y, más aún, que sus experiencias las trasmita para que haga venir a otros
turistas (que sea un excelente prosumer). Bien, si el turista dispone de un
dispositivo con NFC, o pegando un Tag a cualquier dispositivo o regalándole una
pulsera NFC con cualquier distintivo de la ciudad, podemos ofrecerle sin
necesidad de infraestructura, experiencias únicas al turista, puesto que la
identificación única del Tag o del chip NFC del dispositivo móvil, identifica
también de forma única al turista, en cualquier lugar, allí donde vaya, lo que
nos permitirá ofrecerle un trato diferenciado y una experiencia apropiada a sus
deseos. Esta identificación se puede realizar simplemente con cualquier dispositivo
activo NFC.
Así, cuando nuestro turista llegue a la
ciudad o al hotel (excelentes lugares para ofrecerle el Tag), podremos
ofrecerle todo tipo de servicios que los llevará siempre con él:
-
La tarjeta de la ciudad, con las
ofertas y descuentos de museos.
-
Bonos de viajes en el transporte
público.
-
Cupones descuento para servicios
públicos, restaurantes, etc.
-
Ofertas de cualquier tipo de servicios
y productos.
-
Mapas, guías, callejeros, información
cultural, social, eventos, etc.
Cuando el turista que se acerque a
cualquier lugar, un simple teléfono móvil puede identificarlo, saber quién es,
cómo se llama, de donde viene, dónde ha estado previamente, validar su tarjeta,
cupón, oferta, etc., ofrecerle nuevas ofertas e información de otro lugar u
otro servicio, generando un trato personal, una experiencia nueva y, no
olvidemos, una sinergia entre el tejido turístico de la ciudad.
Cuando el turista abandone nuestra
ciudad, las autoridades responsables de esta actividad serán las más
beneficiadas. Conocerán, si “conocerán”, al turista, sus gustos, hábitos y
actividad y podrán seguir ofreciéndoles sus servicios turísticos allí donde el
turista esté.
Algunas ciudades del mundo ya se han
dado cuenta del potencial de NFC para implantar un marketing de experiencias en
el sector turístico, ciudades que se están convirtiendo en las Smart cities que
la Unión Europea promueve para el desarrollo del Internet of Things.
Puedes leer nuestro artículo en Puro Marketing
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