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miércoles, 28 de mayo de 2014

NFC (Near Field Communication). Las experiencias con NFC


La innovación en el marketing
Como todas las ciencias, y el marketing lo es, la innovación tecnológica está revolucionando la forma en que los principios y teorías demostradas se aplican para la resolución de los diferentes problemas y desafíos que se presentan en este entorno tan cambiante en que nos movemos.
El marketing de experiencias no es una metodología nueva, ni mucho menos. Hace más de 40 años Albín Toffler publicaba los resultados de sus estudios sobre la necesidad de ofrecer a los clientes algo más que un producto, una “experiencia” de compra para captarlos y fidelizarlos, estudios que más tarde especialistas como Max Lenderman y Elena Alfaro los formaliza en un manifiesto que hoy en día es la guía de muchas marcas y empresas.
Básicamente, esta metodología de marketing se basa en la necesidad de involucrar al consumidor en alguna actividad que éste sienta que le beneficia en alguna forma cuando lleva a cabo una acción de compra, estando este beneficio no necesariamente relacionado con el precio, sino con la satisfacción del consumidor de participar en una actividad “experiencial” que sea nueva, deseada, lúdica y le haga sentir que recibe un trato diferenciador.
Esta metodología se aplica de muchas y muy variadas formas, de hecho el término “Experience” está sobredimensionado en muchas campañas de marketing que se han implantado en los últimos años, principalmente destinadas a ofrecer al consumidor un trato y servicio más personalizado.
En el mundo digital este marketing de experiencias también ha cobrado una gran importancia. Técnicas de advergaming que utilizan juegos para atraer la atención del consumidor, o simplemente como hizo Google hace años incluyendo el Doodle en su página principal. Como ejemplo, hace unas semanas el Doodle fue dedicado a Averroes y miles de Tuits surcaron las redes agradeciendo este gesto por cordobeses y enamorados de Córdoba.

NFC una historia de marketing de experiencias
Aunque la tecnología NFC no nace, ni por asomo, con la idea de ser aplicada al marketing de experiencias, su simplicidad, mínimo coste, y la experiencia que aporta su uso al consumidor la posicionan desde el primer momento en un lugar privilegiado.
Las primeras aplicaciones que se desarrollaron, en el entorno universitario y que más tarde fueron comercializadas, iban en esta dirección. Juegos como el Packman, la búsqueda del tesoro, etc., fueron reinventados para ofrecer a los alumnos una experiencia lúdica que fortaleciera actitudes colaborativas. Juguetes para niños, como peluches que hacían cosas diferentes, o luces que se encendían de diferentes colores, e incluso “conejos” que conectados al ordenador permitían que los niños, y no tan niños, jugaran, navegarán e hicieran cualquier acción cuando les acercabas determinados Tags, no son otra cosa que el favorecer “experiencias” para atraer al consumidor.

NFC un campo virgen para el marketing de experiencias
Más de un lustro después de estas primeras aplicaciones de la tecnología NFC y a pesar que más del 40% de los dispositivos del mercado la soporta, NFC sigue siendo un campo virgen que los especialistas de marketing no han sabido aprovechar.
Las ventajas que ofrece NFC debido a los diferentes modos de comunicación que soporta entre elementos activos y pasivos, permite que se puedan diseñar un casi infinito número de diferentes “experiencias”, adecuadas a la infraestructura existente y, sobre todo, apropiada para lo que el consumidor está deseando. Podríamos incluir un buen número de escenarios en los que utilizar NFC como herramienta del marketing de experiencias, en este artículo nos centraremos en el turismo.
Uno de los objetivos de los responsables turísticos de las ciudades es que el turista reciba una “experiencia” tal, que desee volver y, más aún, volver para quedarse más tiempo y, más aún, que sus experiencias las trasmita para que haga venir a otros turistas (que sea un excelente prosumer). Bien, si el turista dispone de un dispositivo con NFC, o pegando un Tag a cualquier dispositivo o regalándole una pulsera NFC con cualquier distintivo de la ciudad, podemos ofrecerle sin necesidad de infraestructura, experiencias únicas al turista, puesto que la identificación única del Tag o del chip NFC del dispositivo móvil, identifica también de forma única al turista, en cualquier lugar, allí donde vaya, lo que nos permitirá ofrecerle un trato diferenciado y una experiencia apropiada a sus deseos. Esta identificación se puede realizar simplemente con cualquier dispositivo activo NFC.
Así, cuando nuestro turista llegue a la ciudad o al hotel (excelentes lugares para ofrecerle el Tag), podremos ofrecerle todo tipo de servicios que los llevará siempre con él:
-        La tarjeta de la ciudad, con las ofertas y descuentos de museos.
-        Bonos de viajes en el transporte público.
-        Cupones descuento para servicios públicos, restaurantes, etc.
-        Ofertas de cualquier tipo de servicios y productos.
-        Mapas, guías, callejeros, información cultural, social, eventos, etc.
Cuando el turista que se acerque a cualquier lugar, un simple teléfono móvil puede identificarlo, saber quién es, cómo se llama, de donde viene, dónde ha estado previamente, validar su tarjeta, cupón, oferta, etc., ofrecerle nuevas ofertas e información de otro lugar u otro servicio, generando un trato personal, una experiencia nueva y, no olvidemos, una sinergia entre el tejido turístico de la ciudad.
Cuando el turista abandone nuestra ciudad, las autoridades responsables de esta actividad serán las más beneficiadas. Conocerán, si “conocerán”, al turista, sus gustos, hábitos y actividad y podrán seguir ofreciéndoles sus servicios turísticos allí donde el turista esté.

Algunas ciudades del mundo ya se han dado cuenta del potencial de NFC para implantar un marketing de experiencias en el sector turístico, ciudades que se están convirtiendo en las Smart cities que la Unión Europea promueve para el desarrollo del Internet of Things.
Puedes leer nuestro artículo en Puro Marketing

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